Estar contento y ser feliz

Persona reflexionando en un paisaje tranquilo que simboliza la vida y la muerte.

El lunes pasado trasladamos el aula a la cafetería. Teníamos clase del curso de Inteligencia Emocional, una herramienta imprescindible para entender cómo gestionamos nuestras emociones, y por diversas circunstancias acabamos quedándonos en el lugar donde los alumnos suelen reunirse para tomar un café antes de dirigirse a Pehuén.

Comprender la vida y la muerte es una parte esencial para trabajar la Inteligencia Emocional y vivir con plenitud. Según Daniel Goleman, uno de los referentes en el campo de la Inteligencia Emocional, esta capacidad es clave para gestionar las emociones propias y las de los demás.

Un vídeo impactante que nos hace reflexionar sobre la vida y la muerte

La primera de estas circunstancias fue que una alumna envió al grupo de WhatsApp un vídeo sobre un adolescente que se había suicidado, comentándome que le gustaría hablar sobre el tema. Como no todos querían hacerlo, acordamos que los interesados hablaríamos de ello tomando un café, fuera del aula.

Esta situación nos llevó a reflexionar profundamente sobre la vida y la muerte, y cómo a menudo estos conceptos están presentes en las decisiones más importantes que tomamos.

El vídeo en cuestión muestra a un chico de 15 años explicando los motivos por los cuales va a suicidarse a continuación. Básicamente dice que ha sido muy feliz en esta vida, pero que quiere reencarnarse en otra persona para vivir una vida aún mejor. Lo que más me sorprende es la naturalidad con la que lo explica, como si suicidarse fuera una decisión más de las que uno debe tomar a lo largo del día.

Reflexionar sobre el significado y el valor de la vida es esencial para entender cómo vivimos y cómo nos relacionamos con la muerte.

Está acompañado mientras da estas explicaciones, lo que aún confiere más naturalidad al asunto. Hablamos en la cafetería de muchas cosas en relación con este evento, pero una de las más importantes fue sobre la libertad, o no, que tenemos para disponer de nuestra vida como queramos, incluso para terminar con ella si así lo deseamos.

Dicho brevemente, yo pienso que somos libres de vivir como queramos, pero no de morir como queramos. Hay quien dice que quien no tiene miedo a la vida, tampoco lo tendrá a la muerte, relacionando la forma en que se vive con la forma en que se muere. También se dice que el miedo a vivir es un suicidio cotidiano, queriendo decir que la verdadera muerte consiste en no vivir con plenitud, o al menos en no intentarlo.

Reflexiones sobre la conexión entre la vida y la muerte

No quiero complicar las cosas, simplemente dejar constancia de que, inexorablemente, la vida y la muerte están unidas, y lo difícil que es entender la una sin tener en cuenta la otra, y viceversa. La comprensión de la vida y la muerte es clave para aprender a valorar el momento presente y amar cada experiencia, incluso aquellas que nos resultan difíciles de aceptar. En el caso del vídeo, creo que lo más impactante, lo más estremecedor, es el poco respeto que el adolescente tenía por esta vida.

Por las razones que fueran, nadie le había enseñado a amar la vida, o más bien, a amar esta vida, ya que lo que más le motivaba a acabar con ella era el deseo de reencarnarse en otra mejor. Es posible que alguien sí le hubiera enseñado a amar otra vida hipotética. Es incluso muy probable. Pero en ningún rincón del vídeo aparece rastro de amor hacia esta vida por parte del adolescente. Es como si esta vida no fuera más que un entretenimiento mientras llega la que realmente merece la pena.

Desde este punto de vista, acabar con ella sería un acto que incluso podría considerarse loable. ¿No es esta una idea similar a la que transmiten también en los templos religiosos? Aunque, eso sí, tienen el detalle de advertirnos que no hay atajos para llegar a la auténtica vida, y que suicidarse es hacer trampas, y que al tramposo no se le recompensará con ella. Hasta ahí llega el catolicismo en cuanto a transmitirnos amor por esta vida.

La frivolidad de no amar lo que tenemos

A mí, aunque el adolescente pide que divulguemos el vídeo, ya que parece querer transmitir que está ante un momento solemne que así lo requiere, paradójicamente me cuesta pensar en un acto de menor trascendencia. Estoy satisfecho con mi coche, pero me apetece uno mejor.

Cambiad en la frase anterior el sustantivo por cualquier otro: ordenador, vivienda, trabajo, ropa, etc., y estaremos ante un hecho muy cotidiano. Y ya puestos, ¿por qué detenernos aquí? ¿Por qué no buscar la satisfacción plena y pedir más? Si cambiamos el sustantivo para dejar la frase como sigue: Estoy satisfecho con mi pareja, pero me apetece una mejor, nos encontraremos también con una realidad muy habitual.

Amar lo que tenemos es el antídoto contra una sociedad que nos impulsa a desear siempre lo que no tenemos.

Pero aún podemos dar un paso más allá, como hace el adolescente. Así, su frase: Estoy satisfecho con mi vida, pero me apetece una mejor, impacta, pero no refleja para mí más que un acto de frivolidad consumista, llevada, eso sí, hasta el límite máximo.

Pero esta perspectiva nos aleja del auténtico valor de la vida y la muerte, que va mucho más allá de las comparaciones materiales o aspiraciones superficiales.

La vida: nuestro bien más preciado

Y todo porque al chico no le enseñaron a amar esta vida con toda su alma. Todo porque no le enseñaron a amar y respetar lo que tenía, ya que la vida es lo único que realmente poseemos y es verdaderamente nuestra, aunque solo por un tiempo.

Le enseñaron, en cambio, a amar y desear lo que no posee. Esa es, en realidad, la esencia del consumismo, por más que este pueda disfrazarse, como intuyo que fue el caso, con inciensos y aromas espirituales: amarás lo que no tengas (y así alguien podrá vendértelo).

Un pensamiento vitalista

A veces me pregunto si esa es también la esencia del ser humano. Y todo porque el chico no se encontró con personas como el dibujante que ayer entrevistaron en la sección Factoria Sensible, del programa que dirige Kílian Sebrià y que creó el difunto Joan Barril, otro amante de la vida, dicen. Este dibujante, que fue fundador de la revista El Jueves, dijo:

Cada mañana, cuando me despierto y constato que sigo vivo, pienso: ¡Uff! Qué bien. Lo demás es secundario.

Posdata reflexiva

P.D.: Sé que el título del artículo no tiene nada que ver con lo que he hablado. Esto se debe a que quería hablar principalmente del tema al que hace referencia el título, después de una breve mención del tema que ha terminado alargándose y monopolizando el escrito. Dejo el título original por pereza, por un lado, y como recordatorio de lo que quería hablar en realidad para la próxima vez que lo haga, por otro.

Cursos de Inteligencia Emocional en Igualada

El autoconocimiento es la piedra angular y el primer componente de la Inteligencia Emocional, una herramienta que nos ayuda a reflexionar sobre la vida y la muerte. Realizamos cursos y talleres de Inteligencia Emocional en nuestro centro de psicología en Igualada.