Estar contento o ser feliz; Ahora sí

El otro tema del que hablamos en nuestra clase improvisada en la cafetería fue sobre el que trata el título de este escrito. Allí concretamente una alumna le preguntó a un alumno si estaba contento o era feliz. No me acuerdo en absoluto de la respuesta del alumno, porque en el momento en que escuché la pregunta toda mi atención se centró en ella, y en sus implicaciones, y dejé de atender a la respuesta.

La primera implicación de esa pregunta fue para mí que estar contento y ser feliz eran dos cosas diferentes, y que por lo tanto podían ir juntas o separadas, es decir, que aunque se puede estar contento y ser feliz, también se puede estar contento y no ser feliz. O se puede ser feliz y no estar contento. Y enmarañando más la cosa, ¿Podría ser que la una estuviera en contradicción con la otra? Es decir, ¿que por estar uno contento se cerrara la puerta a la posibilidad de ser feliz? ¿O que la felicidad supusiera la imposibilidad de estar contento?

Vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre el asunto. Podría ser que uno buscara la satisfacción en los pasatiempos del día a día. En la televisión, en el cine, en la práctica del deporte o en su seguimiento a través de los medios de comunicación, por poner sólo unos pocos ejemplos; podría ser que uno dedicara la mayor parte de sus esfuerzos a buscar estar contento, empleando una gran cantidad de energía en estar bien. Y podría ser que precisamente ese anhelo del bienestar alejara a la persona del compromiso con principios suyos fundamentales que requieren un esfuerzo, y que son por tanto difíciles de conseguir, pues suponen un camino pedregoso y lleno de dificultades, y no exento, por tanto, de sufrimiento. Así, el de la felicidad podría ser un camino que no implicara estar contento siempre, o la elección constante del bienestar.

Así, el camino de la felicidad podría ser un camino de renuncia a lo accesorio para elegir lo fundamental. Dicho así no parece esa una elección difícil de hacer. Pero lo accesorio y lo fundamental cuando están mezclados son difíciles de discernir, y más si por lo deprisa que vivimos dedicamos poco tiempo precisamente a eso, a discernir, y si lo accesorio, además, es lo más divertido, o lo más llamativo, como suele suceder, o lo que más nos entretiene, o lo más fácil de elegir. En esas circunstancias lo fundamental queda en un segundo plano y es lo más probable que la inmensa mayoría lo descartemos. Así, quien entonces elija el camino de lo fundamental será un bicho raro, y por ello será ese un camino que deberá recorrer en solitario, jalonado por el desprecio de los que eligieron el otro camino. Y ese desprecio continuará hasta que algunos, no la mayoría, se den cuenta de que el que realmente eligió su camino fue el bicho raro, y que ellos, más que elegir, fueron elegidos por el camino, o seducidos por él. Podría ser.

La segunda implicación de la dicotomía entre estar contento o ser feliz, que se me presentó cuando escuché la pregunta de la alumna en la cafetería, es que estar contento hace referencia a un estado y ser feliz a algo más profundo como es ser algo. Y que por ello no sería casual el verbo que acompaña a los adjetivos contento y feliz. Se está o no se está contento. La condición de contento es, así, un estado. Y los estados son temporales, inestables. Ahora estamos contentos pero más tarde podemos no estarlo. Respecto a la felicidad, el hecho de utilizar sobre todo el verbo ser, en lugar del verbo estar, para definir en qué medida la hemos alcanzado, significa que entendemos la felicidad como algo más profundo que un estado, y más estable. No soy de una manera ahora y más tarde de otra, aunque pueda cambiar mi comportamiento de un día a otro. Lo que yo soy hace referencia a algo interno, que permanece estable de una situación a otra. Y aunque no soy otra cosa que el conjunto de mis acciones, es decir, de mis decisiones, ese conjunto de acciones y decisiones tiene una tendencia personal, marcada, que precisamente por eso define quien soy yo.

Y creo que aquí se conectan todas las implicaciones que de la dicotomía entre el estar contento y el ser feliz vinieron a mi mente en la cafetería. Estoy contento cuando sucede algo que me gusta, pero cuya ocurrencia es independiente de mí: como cuando mi equipo de futbol gana. Soy feliz cuando sucede algo que me gusta y en cuya ocurrencia he tenido parte activa: como cuando mi equipo de futbol gana conmigo como jugador.

Así, podría ser que estar contento tuviera más que ver con circunstancias fortuitas, bastante ajenas a nosotros, y más inestables. En cambio, ser feliz podría tener más que ver con cómo uno es, lo cual sería resultado de lo que uno hace, de lo que uno elige hacer, y con las cosas que van sucediendo en la vida de uno como consecuencia de todo ello. Y sobre todo con las personas que nos vamos encontrando por ese camino que vamos eligiendo.

Podría ser.

Jose Fernández

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Jose Fernández, psicòleg a Igualada i Manresa