La libertad no hace a los hombres felices, pero los hace hombres (M. Azaña)

Estos días he pensado en Manuel Azaña, presidente de la 2ª, y también fracasada, al igual que la primera, republica española. Y creo que ha venido a mi mente su memoria por dos acontecimientos. El primero la relectura del magnífico libro de George Orwell, Homenaje a Cataluña, que se sitúa a finales de 1936 y primera mitad de 1937, momento en  que el idealista y joven Orwell vino a Barcelona a luchar en la guerra civil contra el fascismo, que en esos años avanzaba implacable a lo largo de toda Europa. Orwell hace un retrato preciso y precioso de lo que era España, Cataluña y Barcelona esos días, y junto a mi mujer decidimos regalar ese retrato a mi sobrino, que con 21 años venía a  Europa por primera vez desde el otro lado del charco, para que se hiciera una idea de la historia de lo que hay por aquí. Pero una vez que le compramos el libro, no pude evitar volvérmelo a leer, después de que lo hiciera por primera vez hace unos años. Es impresionante para mí cuando Orwell dice que en España el fascismo, a diferencia del de otros países europeos de la época, lo que se proponía restaurar derrocando a la república era la sociedad feudal previa. Esa sociedad de los grandes de España, los terratenientes y los señoritos. El reputado historiador Josep Fontana dice algo parecido de las fuerzas reaccionarias que derrocaron a la primera república, setenta años antes de que lo lograran de nuevo con la segunda. Sólo teniendo en cuenta este contexto soy capaz de entender, aunque no mucho, la verdad,  lo que pasa en la España actual, donde a diferencia de lo que ocurre en otros países industrializados en los que son los banqueros y grandes industriales los que cortan el bacalao, vemos que  son personas como Esperanza Aguirre, aristócrata a la que no se le conoce actividad económica de provecho alguno,  las que tienen el poder, que ejercen con la única finalidad de permanecer en él, hasta el punto de que ella y sus amigos están a punto de derrocar a un gobierno entero. Aunque en Cataluña la realidad sea diferente, pues aquí sí que hubo salto del feudalismo a la sociedad industrial, el hecho de depender políticamente de España hace que se la pueda aplicar el mismo cuento.

El segundo hecho que me ha hecho pensar en M. Azaña y en la frase con la que encabezo este escrito es mi participación en el congreso anual de ICSA (www.icsahome.com) titulado “Manipulación, Abuso y maltrato en grupos”, que tuvo lugar en la joya del adriático, que es como llaman los italianos a la ciudad de Trieste, los primeros días de este mes de julio. Participé con una ponencia sobre Hipnosis y Manipulación Psicológica. Pero lo que me impactó y me lleno de esperanza fue el conocer a lo largo de esos  días a muchas personas que ejercen la libertad, luchan por ella, y se enfrentan como hizo David con Goliat a poderes muy superiores al suyo, con la única arma de la verdad. Así, en la misma mesa redonda en la que yo expuse mi ponencia, Angel Garden (http://www.localschoolsnetwork.org.uk/2011/08/some-very-good-reasons-why-steiner-schools-shouldnt-have-state-funding/) y su esposo explicaron como su hija sufrió continuadamente bullying de otros alumnos, sin que los responsables de una prestigiosa escuela, perteneciente a una organización elitista y con muchos lazos con el poder, se inmutaran. Aportan pruebas también de que lo que pasó con su hija es práctica habitual en las escuelas de la organización. El matrimonio ha recorrido medio mundo para denunciar el caso, después de que en su país, Nueva Zelanda, no les hayan hecho mucho caso los que tienen el poder, pero están consiguiendo que su historia la escuche mucha gente, y lo que es más importante, irse a dormir cada noche con la conciencia tranquila. También conocí en Trieste a Jill Mytton, londinense que ha denunciado como bajo la fachada de organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro, algunas organizaciones, charities, como las llaman en el Reino Unido, están amasando una gran fortuna y un gran poder, que utilizan abusivamente contra muchos de sus propios miembros de base, que con la mejor intención se unen a la organización para sumarse a una buena causa, y acaban siendo dañados y abusados psicológicamente. He asistido al relato de Jill de cómo esa Charity está intentando hundirla, y he visto en sus ojos cómo están fracasando estrepitosamente en su empeño. Y podría explicar más ejemplos de personas que conocí esos días, y que se encuentran en situaciones parecidas a las de Angel y Jill. Personas que en el congreso de una organización como ICSA, cuyo brazo ejecutivo componen Michael Langone y Mike Kropveld, haciéndolo posible, tienen su espacio para alzar su voz y que las escuchen los demás. Pues los congresos de ICSA tienen la particularidad de unir durante unos días bajo un mismo techo, a profesionales de la salud, ex miembros de sectas (o grupos de altas demandas, como muchos preferimos denominarlos), personas víctimas de relaciones abusivas en otros contextos,  miembros activos de grupos de altas demandas, siendo todos bienvenidos, y teniendo todos voz en un mismo foro, donde, por definición, la visión de la realidad como blanca o negra está descartada.

Para mí, con cientos y cientos de años en mis venas de una cultura feudal en la que el vasallo no tiene ni voz ni voto, pues mi familia proviene de ese sitio de España donde el feudalismo fue, y me temo que es, más crudo: Andalucía; para mí, como decía, estar en ese ambiente durante unos días me resultó altamente estimulante y esperanzador, y me enseñó que nada cambiará si no lo cambio yo. Quizás a la tercera sea la vencida.

Jose Fernández, psicòleg a Igualada i Manresa